Estos estudios han permitido a la marca sueca desarrollar innovaciones en el campo de la seguridad pasiva y activa de sus vehículos. La empresa es, sin duda, pionera en el tema de seguridad en la industria automotriz, y esa es una de las cualidades diferenciadoras de la que más presume el fabricante sueco.
A partir de la invención -en 1959- del cinturón de seguridad de tres puntos de anclaje por el Ing. Nils Bohlin, Volvo comenzó a instalarlo en sus vehículos. En 1966, con el fin de medir los efectos del cinturón de seguridad en accidentes de tránsito, comenzaron a analizarse siniestros de algún vehículo de la marca. Se concluyó que -gracias al cinturón de seguridad- los daños a los ocupantes se redujeron un 50%.
Desde entonces, los ingenieros de Volvo asumieron la importancia de comprender exactamente qué sucede a los ocupantes del vehículo y al propio vehículo en el curso de un accidente, con el fin de desarrollar futuros productos mejores y más seguros.
“Tenemos que asumir que nuestros clientes no siempre hacen lo que esperamos que hagan. Ellos responden de manera diferente a las situaciones. Por eso tenemos que entender el comportamiento del conductor, y cómo influye en la secuencia de acontecimientos de un accidente en la vida real”, explicó John Fredrik Grönvall, miembro de la Unidad de Investigación.
Otro de los acontecimientos en Volvo es el festejo del décimo aniversario de la inauguración del Centro de Seguridad, en el que el Equipo de Investigación de Accidentes también desarrolla verificaciones. Desde su creación, cada nuevo modelo de Volvo es objeto de entre 100 y 150 tests de accidentes para comprobar sus sistemas y reacciones.
“Desde su inauguración en 2000, más de 3.000 pruebas de choque se han realizado en el laboratorio; esta tarea pretende garantizar que los sistemas de seguridad del vehículo ofrezcan protección efectiva a todos los ocupantes, independientemente del tamaño, las velocidades y escenarios de los accidentes”, concluyó el vocero de Volvo.