Apodado “El Milagro Azul”,
despertaba tanta admiración como los bólidos de competición que transportaba.
Los comienzos de la década de
los ’50 marcaron una época gloriosa para Mercedes-Benz en el aspecto deportivo. Con sus flamantes bólidos
triunfando en casi todos los circuitos de Grand Prix, la marca alemana
necesitaba un camión con estilo para transportar sus preciadas “Flechas de
Plata”; fue en 1954 que Daimler-Benz fabricó artesanalmente el impresionante
“Renntransporter” (Transporte de Autos de Carrera), que aun hoy sorprende por
su diseño.
De líneas redondeadas, la
distancia entre ejes de apenas 3 metros mostraba la cabina del conductor en un
sorprendente voladizo de casi 2 metros; su llamativa escasa altura —apenas 1,75
metros—, lograba un coeficiente de rozamiento aerodinámico excelente.
El “Renntransporter” pesaba poco
más de 2 toneladas en vacío, y cargado con un vehículo era capaz de alcanzar
170 km/h, gracias al mismo e impresionante motor de 6 cilindros en línea y
2.996 cm3 que impulsaba originalmente al Mercedes-Benz 300 SL “Alas
de Gaviota”, con una potencia de 192 cv a 5.500 rpm.
El retiro de la marca alemana
del ámbito de la competición tras la tragedia de Le Mans en 1955, marcó el fin
del “Renntransporter”, que fue desguazado en 1967. No obstante, una réplica
exacta fue construida en los ‘90 y —como parte de la celebración del Centenario
de la marca— fue presentado en 2001 en el Festival de Goodwood, Inglaterra, asombrando
nuevamente casi 50 años después de su creación.